sábado, 1 de septiembre de 2012

Los Niveles de Manifestación

 

En Cábala se habla de 3 niveles de Existencia Negativa: lo Inmanifestado,  y 4 niveles de Existencia Positiva: lo Manifestado.
Los 3 niveles o Velos de Existencia Negativa se conocen como Ain אּיּן (Nada), Sof  סּוּףּ (Infinito,Ilimitado), Aur ﭏוּרּ(Luz). Este Ain Sof Aurסּוּףּ ﭏוּרּ  אּיּן o Luz Infinita, que proviene de la Nada,  está más allá de nuestra comprensión, y sólo a partir de la primera emanación de este Inmanifestado, que constituye la esfera de Kether, podemos entrar en una cierta comprensión, más intuitiva que racional, pues la primera sefirá representa la Unidad, el Ser Unico y Existente por sí Mismo, al que comúnmente llamamos Dios, y cuyo nombre en Kether es Ehiéh אּהּיּהּ
La contracción de estos velos, llamada  ZimZum זּוּם זּוּם ,genera un vacío que es el origen del todos los niveles de manifestación:

Estos Niveles de Manifestación serían: 
Atzilut   Nivel de Emanación o Mundo de la Emanación.
    Comprende la Tríada de las Raíces o “Gran Rostro”, formado por las sefirot de Kether, Jokmah y Binah
Briah    Nivel de Creación o Mundo de la Creación
   Comprende la Triada del Despertar: Jesed, Tiferet, Geburah.
Yetzirah   Nivel de formación o Mundo de la Formación
   Comprende la Triada del Temple de Animo: Netzaj, Yesod, Hod
Assiyah  Nivel de Acción o Mundo de la Acción
   Comprende la esfera de Malkuth
Atzilut   es el plano divino o “mundo arquetípico” que da lugar a la manifestación representada por las diez emanaciones o sefirot, cada una de las cuales representa un aspecto divino: Sabiduría (Jokmáh), Inteligencia (Bináh), Misericordia (Jesed), Rigor (Geburáh), Belleza (Tiferet), Eternidad (Netzaj), Esplendor (Hod), Fundamento (Yesod) y Reino (Malkuth).  Aquí se encuentra reflejado el Hombre Superior y Divino: Adam Kadmon, el Hombre Primordial
Briah   en este plano se ha traspasado el Abismo y por tanto se ha producido la gran separación entre el Sujeto –la Divinidad-, y el Objeto –la creación misma-. Las esferas que lo componen se encuentran a caballo entre el plano mental (Tiferet) y el plano espiritual (Jesed, Geburáh). Se asocia a este plano a los Arcángeles.
Yetzirah   El nivel de la Formación se encuentra más próximo a la materia, entre el plano mental y el plano astral. Comprende las esferas de Hod, Netzaj y Yesod, mente concreta, emociones y personalidad, aspectos desarrollados, en mayor o menor grado, por todos los seres humanos. Se asocia a este plano los Angeles.
Assiah  El nivel de la Acción es el más denso y corresponde a la materia tal y como la conocemos, siendo en el hombre el cuerpo físico y su doble etérico. Representa el plano físico y su sefirá es Malkuth.
Puede observarse que los colores primarios de la Triada del Despertar (rojo, azul, amarillo) se combinan para formar los secundarios de la Triada del Temple de Animo (verde, naranja, violeta). La esfera de Malkuth representa el último nivel de manifestación: la tierra, y su división en 4 colores nos habla de los 4 elementos que constituyen el mundo material.
Si tenemos en cuenta que en el hombre existen 4 planos: físico, emocional (astral), mental y espiritual, los Niveles de Manifestación contienen estos planos del siguiente modo:
Assiah  Plano físico (naturaleza) y astral
Yetzirah   Plano astral y mental
Briah   Plano mental y espiritual
Atzilut   Plano espiritual y Divinidad (Adán Kadmón)
 
Como antes vimos en La Escalera de Jacob, cada nivel de manifestación tiene su propio Arbol. De arriba abajo estarían representados los Arboles de Atziluth, Briah, Yetzirah y Assiah.
 Cuando el hombre completa todo el Arbol de Assiah y llega a su Kether, que es el Tiferet de Yetzirah, tiene el dominio sobre todos los animales, plantas y otros elementos de la tierra. Pero si no prosigue su evolución se quedará confinado en el mundo de Assiah, donde nacerá y morirá en una existencia cíclica. El alma natural o Nefesh se recicla en un proceso que se conoce con el nombre de Gilgulim o Ruedas de la Transmigración. Solo al realizar todos los potenciales de nefesh surge la posibilidad de acceder al siguiente nivel, para el que se requiere un alma más evolucionada: el alma emocional-mental representada por Ruaj. Literalmente el hombre va afinando el vehículo que le permite ascender. Y la señal no es otra que el deseo de hacerlo, ese impulso que describe magistralmente Ken Wilber en su “Proyecto Atman”. Mientras no surge ese deseo de transcendencia el hombre queda confinado a la realidad del mundo material (realidad viene del latín “res”, cosa, objeto), y al proceso cíclico de muerte y renacimiento llamado Gilgulim o, en el budismo, Samsara.

¿Qué es la Cábala?


La Cábala o Qabbaláh significa literalmente “recepción” y es conocida como un sistema filosófico esotérico, de origen judío, que comprende una Teosofía completa y una serie de herramientas para la evolución armónica del hombre. 

Tras la diáspora se encuentran asentamientos judíos en el Languedoc francés, donde ya en el siglo XII Isaac el Ciego escribe presuntamente una obra cabalística: El Bahir. De Francia la Cábala pasa a España, donde destacan figuras como Azriel de Gerona o Ibn Gabirol. España, Sefarad, es el lugar donde la Cábala alcanza su esplendor, con una obra del mismo nombre: El Zohar (“Libro del Esplendor”), atribuido a Moisés de León. Sin embargo, su verdadero origen se remonta a tiempos bíblicos, puesto que la Cábala, como todo saber esotérico, se transmitía oralmente a unos iniciados. El término “recepción” indica que es un saber revelado directamente por Dios, se dice que a Abraham y Moisés. De ahí viene el otro término por el que se la conoce: Sabiduría Secreta (jokmáh nistaráh). Algunos cabalistas afirman que la Cábala es inherente al hombre desde Adán, un conocimiento interno que puede desvelarse, de ahí que digan que “La Cábala no se estudia se recuerda”.
Utilizando las herramientas de la Cábala ( Notarikón y Temurá ), analizaremos su significado: קּבּלּהּ
Comienza por la letra קּ

Quof, que significa tanto llave como parte posterior de la cabeza –la “Boca de Dios”, dónde según se dice se recibe la iluminación.

לּבּ
Leb
Corazón
הּבּלּ
Hevel
Aliento
לּהּבּ
Lahab
Llama
לּבּהּ
Labah
Entusiasmar

Una posible composición con estas palabras sería:  El aliento que prende la llama del corazón con entusiasmo”.
La Cábala se constituye por: 
  •  Un cuerpo de conocimientos teosófico y filosófico, que incluye una interpretación hermética de la Toráh, y obras propiamente cabalísticas como el Zohar y el Sefer Yetzirath.  Para los cabalistas, el lenguaje es creador y la Toráh contiene todas las claves necesarias para la comprensión del cosmos y del hombre. 
  •  Unas herramientas para la hermenéutica del significado oculto de la Toráh. El lenguaje hebreo, se considera un lenguaje puro (la palabra y la cosa designada son lo mismo). Es el lenguaje sagrado de Occidente, como el sánscrito lo es de Oriente. Dichas herramientas son: Guematria, Temurá y Notharikón. El uso de tales herramientas se conoce como Cábala práctica.  
  • Un diagrama que describe tanto el macrocosmos como  el microcosmos: el Arbol Sefirótico o Arbol de la Vida, constituído por 10 esferas (Sefirot) y 22 senderos que unen éstas, a cada uno de los cuales les corresponde una de las 22 letras hebreas del alefato. Dios se sirvió de las letras para crear el universo a través de sus emanaciones o sefirot:Diez sefirot de la Nada y 22 letras fundamento”  (Sefer Yetzirah) 

  El idioma hebreo




“En el Principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”
En hebreo, el nombre del objeto y el propio objeto designado son una misma cosa, de hecho se utiliza una misma palabra: דּבֿרּ (dabar). Es el sujeto, con su palabra creadora, quien da lugar a los objetos, tanto internos como externos. Teniendo en cuenta que “cosa” u “objeto” es aquello de lo que podemos decir algo y a lo que podemos nombrar, el Sujeto, llámese Consciencia o Dios, no puede ser definido ni limitado, pues entonces sería un objeto. Tan solo podemos “apuntar” hacia Eso, pues ninguna palabra puede designarlo. Aquí vemos la correspondencia con otras enseñanzas, como el Taoismo: “El Tao que puede nombrarse no es el verdadero Tao…”

El idioma hebreo es de origen semítico y es uno de los más antiguos que se conocen. Se constituye por un alfabeto –el Alefato- de 22 letras consonantes. De ahí que la pronunciación correcta de una palabra –dependiente de los indispensables fonemas vocálicos- se considerara un conocimiento oculto y de gran poder.


יּהּוּהּ

 De hecho el Shem o Nombre, conocido también como Tatragramatron,  no puede ser pronunciado pues el modo correcto de hacerlo se desconoce.  Los judíos utilizan el término Adonai  para referirse a Dios.

 

Para poder pronunciar las palabras de uso común se inventaron los llamados puntos masoréticos o bien se utilizaron determinadas letras ( he, yod, vau) como vocales.

El texto se escribe de derecha a izquierda, y cada palabra debe componerse de al menos dos letras. Otra cualidad única del hebreo es que cada una de las veintidós letras tiene un valor numérico, por medio del cual puede ser calculado el valor numérico de cualquier palabra. Esta peculiaridad permite una de las técnicas hermenéuticas de la Cábala: la Guematria.
Por otro lado, cada una de las 22 letras tiene un significado propio, lo cual permite el desarrollo de otra técnica, llamada Notarikón.
Las 22 letras se complementan con 5 letras finales, que son una variación del símbolo que corresponde a  5 determinadas letras cuando se escriben al final de la palabra.
Existen 3 letras madres, llamadas los 3 orígenes:


ALEF

Elemento aire


MEM

Elemento agua


SHIM

Elemento fuego

 
La letra alef es la primera del alefato, la shim es la última, y la mem es la central, si tenemos en cuenta el alefato completo de 27 letras.

El Arbol de la Vida     עץ החיים

El Arbol de la Vida o Arbol Sefirótico, diagrama principal de la Cábala, aparece ya como representación de toda la creación en el Sefer Yetziráh (Libro de la Formación): “Diez sefirot de la Nada y 22 letras fundamento”.  En el Génesis se indica que en el Jardín del Edén existen dos árboles: El Arbol de la Vida y el Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal.  Sabemos que el fruto del primero es la vida eterna, mientras que el del segundo es la muerte. La interpretación ortodoxa de este conocido mito ya la conocemos. Pero podemos examinarlo desde otra visión:
“Discriminar entre el mal y el bien es el origen de todo pecado”  ( Ramana Maharsi)
En el Arbol de la Vida a la triada formada por  las 3 primeras esferas se le conoce como “Triada de las Raíces” o “Gran Rostro”, por referirse a la divinidad, siendo el resto del Arbol llamado “Pequeño Rostro”. La primera de las triadas de éste es la formada por la esfera del Conocimiento ,  que es una esfera oculta, y las esferas 4 y 5: Misericordia y Severidad, también conocidas como Bien y Mal. La esfera del conocimiento: Daath, es realmente una esfera oculta, la undécima esfera, llamada a veces la “no esfera”. El conocimiento del bien y del mal es el comienzo de la Dualidad y el fin de la Unidad, la expulsión del Paraíso en definitiva, puesto que no es posible ningún opuesto sin su contrario.

El Arbol de la Vida puede verse como un camino que el alma recorre para retornar de nuevo a su Origen. Este camino de 32 elementos es el “Camino del Corazón”, puesto que el corazón: לּבּ leb, suma exactamente 32, que es también el número de veces que se menciona a Dios en el Génesis. Y como hemos visto, las letras lamed y beth forman también parte de la palabra Kabaláh. En síntesis, puede compararse la Cábala con una escalera que permite remontar los sucesivos niveles de manifestación hasta alcanzar la Causa Suprema.
La Escalera de Jacob
Yo dije: “Muéstrame la escalera que pueda subir hasta el Cielo”
El dijo: “Tu cabeza es la escalera, pon tu cabeza bajo tus piés”
(Rumi)

El Arbol de la Vida es también la Escalera de Jacob, que conecta el cielo con la tierra. Cada Nivel de Manifestación tiene su propio Arbol, que se encadena al siguiente. El Árbol de cada mundo crece a partir de la estructura del anterior, de tal manera que el flujo que conecta todo lo que existe, está presente en todo lo manifestado.  Tal y como se dice: “la cabeza en el cielo y los pies en el suelo”, el trabajo del alma requiere estar conectada a todos los niveles. Y existen 4 niveles de manifestación: físico o material, emocional, mental y espiritual. Los distintos árboles que se corresponden a estos niveles se unen desde dos sefirás: Keter y Tiferet, de modo que el Keter del nivel físico es el Tiferet del nivel emocional, y el Keter de esta nivel es el Tiferet del nivel mental, y el Keter de dicho nivel es el Tiferet del espiritual. Tiferet es siempre el Centro del Arbol, mientras que Keter es su Corona. La estrecha relación entre estas dos esferas puede ilustrarse con la frase de Jesús: “El Padre y Yo somos Uno”.
Por otra parte, los “Ángeles subiendo y bajando por esta escalera” representan el movimiento continuo en ambas direcciones, que podríamos decir de involución hacia abajo y evolución hacia arriba. La Creación no es algo que sucedió, sino que es algo que está sucediendo en cada instante.






 
Es interesante reseñar que el Arbol sefirótico está “invertido”, pues sus raíces se encuentran en el cielo, y sus ramas en la tierra. La última esfera o sefirah es Malkut, que representa el “Fruto”del Arbol, mientras que la primera de las esferas Kether sería la “Fuente” que, como un surtidor, llena su recipiente, y una vez lleno, se derrama sobre otro inferior, el cual, al llenarse a su vez se desborda sobre un tercero más abajo y así sucesivamente en cada una de las esferas. Este derramarse constante de la fuente nos recuerda que la Creación sucede a cada instante